“Crisis con megáfonos: El pinchazo electoral del PP en Plaza de España”
Hoy, domingo 8 de junio de 2025, el Partido Popular convocó una nueva protesta masiva en la plaza de España de Madrid bajo el lema “Mafia o democracia”, en un intento de aglutinar a la ciudadanía alrededor de su exigencia de adelanto electoral. Sin embargo, lo que arrancaba como un órdago se tornó en un episodio que refuerza la imagen de un partido en crisis con sus símbolos más personales: Feijóo, Ayuso y Aznar, unidos para defender un mantra crispado.
1. Entre cifras y sombras
La Delegación del Gobierno estimó entre 45 000 y 50 000 asistentes, mientras Génova, fiel a su tradición inflacionaria, elevó la cifra a la friolera de 100 000 es.euronews.com+14rtve.es+14latribunadeciudadreal.es+14rtvc.es+12theguardian.com+12huffingtonpost.es+12. Esta disparidad no solo exhibe la habitual carrera por controlar la narrativa, sino la inconsistencia de un acto que pretendía mostrar músculo, y quedó marcado por una sensación de vacío.
2. La voz del Gobierno: “insultos y no gente”
El ministro Óscar López resumía el pulso real: “llenaron Plaza de España de insultos y de odio, pero no de gente” eldiario.es+3cadenaser.com+3huffingtonpost.es+3. La frase es reveladora: un debate más frío que caliente, con lemas basedos en la crispación y el agravio, más que en la propuesta. Y el objetivo de atraer al centro se hizo trizas en cánticos y consignas cada vez más violentas.
3. Grietas internas y espectáculo desconectado
Las voces internas del PP –especialmente Ayuso y Feijóo– comparten hoy escenario, pero no discurso. La primera clama contra una supuesta deriva autoritaria del Gobierno, evocando regímenes sudamericanos; el segundo, exige dimisiones e insta a convocar urnas, en un discurso más institucionalizado eldiasegovia.es+10elpais.com+10huffingtonpost.es+10. Sin embargo, no ocultan su urgencia por matizar quién lidera la estrategia y quién capta los aplausos. Un síntoma evidente de que la unidad del partido es más escénica que real.
4. La respuesta socialista: de la ironía al desprecio
El PSOE respondió con ironía y dureza. Pilar Alegría bromeó con que "Estopa mete más gente en el Metropolitano que Feijóo en Plaza de España" eldiario.es+2elpais.com+2latribunadeciudadreal.es+2, mientras Félix Bolaños lamentaba que ni “autobuses, ni cuñas en redes” habían hueco para un PP "sin proyecto" theguardian.com+2huffingtonpost.es+2latribunadeciudadreal.es+2. El argumento socialista reitera que la oposición está más centrada en el barro que en aportar soluciones.
🧭 ¿Y ahora qué?
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El “pinchazo” numérico evidencia que, tras seis manifestaciones en menos de dos años, el PP no ha logrado domesticarse a una oposición más constructiva. El Parlamento es su único camino real para incidir.
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La deriva polarizadora puede arrastrarlos a una indefinición alarmante: si Vox y Ayuso sacan músculo más que el partido central, la marca PP corre riesgo de ser fagocitada por su derecha.
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El blindaje a Feijóo en la foto del domingo puede calmar ciertos egos, pero no es solución. El electorado reclama coherencia, no apariciones memorísticas.
🔎 Conclusión editorial
En esencia, la manifestación de hoy se parece más a un festival de reproches que a una estrategia de oposición madura. El discurso del PP sigue atrapado entre la visceralidad del insulto y la retórica antigubernamental, sin un plan claro, credibilidad renovada ni sorpresa que entusiasme. Frente a ello, el PSOE se reafirma en que gobernar es otra cosa: es gestión de pensiones, creación de empleo y una narrativa de estabilidad que, tras este domingo, parece tener más fuerza. El reto del PP será ahora decidir si continúa con megáfonos o regresa a los despachos.
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