Felipe González, expresidente del Gobierno, ha irrumpido con fuerza en el debate político español, lanzando un mensaje claro y contundente: la situación actual requiere un punto y aparte. En medio de una creciente crisis de credibilidad institucional, González ha manifestado su preocupación por el rumbo que está tomando el país y, especialmente, por la erosión de la confianza ciudadana en las instituciones democráticas.
Sin nombrar directamente al actual presidente, González ha sugerido que el liderazgo actual carece de la solidez necesaria para afrontar los retos presentes. Su intervención ha sido interpretada como una llamada a la regeneración política, e incluso como un respaldo implícito a la posibilidad de convocar elecciones anticipadas para restablecer la legitimidad del Gobierno.
El veterano socialista no ha dudado en subrayar el peligro que supone gobernar al margen del consenso, en una coyuntura donde los pactos de estabilidad dependen de formaciones fragmentadas y en ocasiones imprevisibles. Ha advertido que la falta de claridad y de ejemplaridad en la gestión pública alimenta la desafección y puede abrir la puerta a soluciones autoritarias o populistas.
Lejos de buscar protagonismo, González ha adoptado un tono más institucional que partidista, apelando a una visión de Estado. Consciente de su peso simbólico, sus palabras han calado tanto en sectores del PSOE como entre figuras independientes que ven con preocupación la deriva política del país.
El momento elegido para pronunciarse no ha sido casual: se produce en plena tormenta política, con el Gobierno acorralado por casos judiciales y una creciente polarización. Su intervención ha reavivado el debate sobre la necesidad de una “salida ordenada” de la actual legislatura o, al menos, de una recomposición del liderazgo que devuelva estabilidad y confianza.
En definitiva, Felipe González ha vuelto a utilizar su voz para advertir sobre el riesgo de que la política se aleje de la ciudadanía. Y lo ha hecho con un mensaje que muchos interpretan como algo más que una opinión: como una advertencia desde la experiencia.
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